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No hace falta ser un viajero frecuente para estar al tanto de la desfavorable situación que enfrentan millones de pasajeros – fundamentalmente de clase turista – a la hora de subirse a un avión y disponerse a pasar largas horas sentados en asientos cada vez más comprimidos, con servicios de alimentos y bebidas que en la mayoría de los casos se limitan a ofrecer lo mínimo indispensable y un trato al cliente que -dados los últimos hechos inmortalizados tanto en tierra como en el aire gracias a los omnipresentes smartphones- roza con lo carcelario.
Términos como “vuelos sobrevendidos” y “remoción forzosa” no eran comunes en lo que se conoce como el período dorado de la aviación que se podría ubicar a partir de la década del cincuenta hasta principios de los ochenta, cuando la mayor competencia gracias a la aparición de nuevos carriers y una obsesión por la reducción de costos, llevó a que la mayoría de las aerolíneas redujeran su oferta gastronómica a bordo y comenzaran a sumar más pasajeros por vuelo.
Es precisamente este período marcado por el excelente servicio y una variedad de inesperados amenities ofrecidos a bordo el que muchas aerolíneas buscan volver a ofrecer, tal vez habiendo llegado a un punto de tensión máximo con sus pasajeros en la carrera por aumentar las ganancias y complacer a los inversionistas.
Empresas norteamericanas como American Airlines, United Airlines y Continental Airlines se han sumado a la tendencia de una forma conmemorativa para honrar su larga historia, pero han fallado en llevar el concepto a la altura de sus competidores europeos, quienes en muchos casos ofrecen una experiencia que supera a una simple propuesta estética.
La alemana Lufthansa, así como las aerolíneas de bandera Turkish Airlines y SAS de origen escandinavo han aprovechado las fechas conmemorativas como aniversarios especiales o eventos deportivos para personalizar aeronaves modernas, y así aparentar ser modelos de las décadas del sesenta y setenta, con su tripulación incluida; vestida como lo hacían en dicho período.
La última en sumarse ha sido la portuguesa TAP con sus “retro jets” Airbus A330 que comenzaron a volar la ruta Lisboa-Toronto, Lisboa-San Pablo y más recientemente Lisboa-Miami, convertido en el primer destino de los EEUU elegido por la aerolínea para probar sus vuelos vintage.
Fundada en 1945, cuando Portugal era aún el centro geográfico de un imperio colonial que alguna vez se extendió a lo largo y ancho de varios continentes, la historia de TAP ha acompañado en mayor o menor medida a la fortuna del país que representa en los aires, fuertemente afectado por la crisis financiera de finales de 2008.
En franca recuperación, impulsada en parte gracias al posicionamiento de Lisboa como uno de los principales destinos turísticos de Europa – con cifras de visitantes que en los últimos años han crecido entre 30 y 4o por ciento anual – con precios relativamente accesibles y una variedad de ciudades para explorar, la aerolínea aprovecho el nuevo ímpetu generado por la inversión de firmas rivales como JetBlue para ampliar su oferta de vuelos retro.
Desde el momento de abordar, los pasajeros son recibidos en su puerta de embarque con personal vestido con uniformes de la época, además de letreros y señales que corresponden a los usados por la empresa en el pasado.
“Muchos viajeros norteamericanos no saben que TAP ha volado por más de setenta años” dijo el gerente comercial de la marca Trey Urbahn. “No pudimos resistir la tentación de recrear los aviones de los setentas para recordarles a todos de una forma divertida que estamos aquí hace un largo rato”.
El menú ofrecido a bordo ha sido firmado por el chef galardonado con una estrella Michelin Rui Silvestre, con opciones como ensalada de camarones y terrina de faisán en clase ejecutiva y un plato principal de el solomillo portugués o Zé do Pipo al horno y filetes de bacalao en turista. De postre se ofrecen chocolates Regina en turista y un postre helado de plátano con chocolate en ejecutiva.
Para complementar el espíritu retro, gaseosas como Coca-Cola y la tradicional cerveza Sagres se sirven en botellas de vidrio con etiquetas de 1970. El entretenimiento a bordo incluye películas de 1970 y un canal de música con éxitos del mismo período.
A bordo, los pasajeros son atendidos por una tripulación que luce los uniformes TAP más emblemáticos, creados por el diseñador de moda francés Louis Féraud.
Además a todos los pasajeros se les ofrece la bolsa de regalo TAP 1970 que incluye un pijama, colonia de Lavanda, crema de manos Benamor y pasta de dientes Couto para la clase ejecutiva, con una menor cantidad de productos en turista.
La aerolínea espera sumar más rutas con sus vuelos retro, pero ha elegido Miami para iniciar la oferta en los EEUU dado que se ha convertido en un importante puerto de entrada al país del norte, con cada vez más aerolíneas de Europa – entre las que se encuentran opciones bajo costo de larga distancia – así como originarias de Medio Oriente y Asia que llegan a la “Capital de las Américas” con varios vuelos diarios.
