Gildo Garza
En el teatrito político de Reynosa, el telón se ha levantado para un nuevo acto circense, protagonizado por un alcalde cuyos diplomas de Harvard, a pesar de adornar la pared, no le han inmunizado contra las turbias aguas de la ignorancia legislativa. Incluso con una «novia» abogada a su lado, su capacidad para navegar el marco legal es cuestionable. Humberto Prieto Herrera, diputado y presidente de la Junta de Gobierno del Congreso Local, no ha escatimado en lanzar un «cachetadón» retórico al edil, exponiendo una comedia de errores que casi roza la farsa grotesca.
Con una mezcla de incredulidad y sarcasmo afilado, Prieto Herrera responde a las alegaciones ilusorias del alcalde, quien insiste que ha enviado iniciativas legislativas en favor de la protección animal, supuestamente ignoradas por sus compañeros legisladores. “Que alguien le informe al alcalde de Reynosa lo que hace el Congreso y cuáles son sus funciones”, ironiza el diputado, mientras las pruebas sugieren que tales iniciativas nunca han cruzado las puertas del recinto legislativo, ni en la legislatura actual ni en la anterior.
Mientras tanto, el alcalde se pavonea en el escenario político local, asegurando haber tomado la batuta en la defensa de los animales. Sin embargo, el Congreso ya ha jugado sus cartas, endureciendo las penas para aquellos que cometen delitos de privación de vida, maltrato o crueldad hacia los animales. Las condenas, previamente un mínimo de dos meses a dos años de prisión, ahora se extienden de dos a seis años, demostrando un compromiso legislativo mucho más severo y responsable.
Con paciencia pedagógica, pero sin ocultar su frustración, Prieto Herrera recuerda tanto al alcalde como a la ciudadanía que el artículo 7, fracción I, de la Ley de Protección a los Animales de Tamaulipas claramente asigna a los municipios la tarea de promover un trato digno y respetuoso hacia los animales. Estas responsabilidades están claramente delineadas, aunque el alcalde parece jugar a las escondidas con ellas, esperando quizás aplausos por actos nunca realmente ejecutados.
Este patético despliegue no solo refleja un fallo administrativo, sino que es un espejo de la decadencia en la comprensión y ejecución de las leyes que deberían regir nuestro convivir social. Reynosa necesita líderes que no solo entiendan los engranajes del poder legislativo, sino que también sepan manejarlos con competencia. Actualmente, la ciudad está atrapada en un vaudeville político, donde los diplomas no compensan la falta de competencia y la realidad distorsionada se convierte en la norma.
Este entramado de desinformación y teatro político deja en claro que no basta con ostentar una educación de prestigio; se requiere substancia, conocimiento real y aplicado, especialmente en la gestión de una ciudad y la defensa de sus habitantes más vulnerables, ya sean humanos o animales. El escenario está listo, las luces encendidas, pero en Reynosa, el guion necesita urgentemente una reescritura, una que lleve a un final donde la competencia y la integridad no sean solo parte de la decoración, sino del carácter esencial de sus líderes.
«Nakito» debería centrarse más en las denuncias actuales y las que se avecinan por el abuso de poder y la extorsión ejercida a través de su Secretaría de Seguridad Municipal y su tránsito Valín. Además, es crucial que cese el acoso a sus secretarios y secretarias. De no rectificar su conducta, podría terminar huyendo a Texas, repitiendo historias pasadas de deshonra y fuga.
A chambear.
@GildoGarzaMx