Activistas ambientales de Laredo consideran que aún es posible detener
la construcción del muro en Laredo pero se necesita el apoyo decidido
de toda la comunidad para protestar y oponerse al proyecto del
presidente Donald Trump.

“Tenemos que seguir el ejemplo de activistas y líderes como Martin
Luther King y unirnos para elevar una protesta que se escuche a nivel
nacional”, dijo Melissa Cigarroa, presidenta de la mesa directiva del
Centro Internacional de Estudios del Rio Grande (RGISC).

Agregó que un muro no resuelve el problema de seguridad que tiene la
frontera donde lo que se requiere es tener más tecnología, más
personal y mejor infraestructura.

“Estamos de acuerdo que se necesita reforzar la seguridad pero un muro
no es la solución porque no resuelve nada”, afirmó.

Mencionó además que construir un muro significa despojar a muchas
personas de sus tierras y causar daños ecológicos ambientales al
destruir flora y fauna de la región para hacer espacio para una pared
de concreto.

“Este muro afectará a seis millones de personas que vivimos en la
frontera además de perjudicar a dos millones de acres de terrenos de
agricultura, los daños van a ser incalculables”, afirmó.

Consideró que el gobierno federal está quitándoles sus derechos a los
residentes de la frontera al querer construir un muro sin consultarles
y sin hacer estudios de impacto ambiental.

“No vamos a permitir que se haga este muro pero necesitamos el apoyo
de toda la comunidad”, dijo Cigarroa, quien invitó a la gente a una
marcha que se realizará el lunes 20 de enero a las 10:00 de la mañana
partiendo de la plaza San Pedro.

Por su parte, Tricia Cortez, directora ejecutiva de RGISC, afirmó que
se necesita una fuerza de unión para luchar contra el muro.
“Laredo se encuentra en un momento de caos político donde el gobierno
federal pretende hacer una estructura destructiva sin tomar en cuenta
a la comunidad, aún hay tiempo de luchar y de evitar su construcción”,
aseguró.