Por Raúl S. Llamas
McAllen, Texas.
Calles convertidas en ríos, autos flotando, familias evacuadas y un cielo que poco a poco se va despejando. Así sigue el sur de Texas tras el paso de una serie de tormentas atípicas que provocaron severas inundaciones en ciudades como McAllen, Hidalgo, Weslaco, Harlingen y Palmview.
«Esto no lo habíamos visto en años, es como si el cielo se hubiera abierto de golpe», relató Adriana López, residente de la colonia Las Villas en Hidalgo, mientras sacaba agua con cubetas de su sala anegada.
Las lluvias comenzaron la noche del viernes, pero fue durante la madrugada del sábado que la situación se volvió crítica.
Los sistemas de drenaje colapsaron ante la intensidad del agua, y en menos de tres horas, múltiples avenidas quedaron intransitables.
En McAllen, las autoridades locales activaron centros de emergencia en escuelas públicas y solicitaron a los habitantes permanecer en casa.
Equipos de rescate auxiliaron a personas atrapadas en vehículos y viviendas, mientras drones sobrevolaban las zonas más afectadas para evaluar los daños.
Palmview y Weslaco también reportaron inundaciones en zonas residenciales, donde el agua superó el nivel de las banquetas y alcanzó puertas y ventanas.
La Guardia Nacional fue desplegada en apoyo logístico.
En Harlingen, el desbordamiento parcial del arroyo Arroyo Colorado provocó afectaciones en el tránsito y puso en alerta a los barrios bajos.
Los meteorólogos han clasificado estas tormentas como eventos “extremos y poco comunes para la temporada”, atribuyendo su intensidad a la interacción de frentes fríos tardíos con humedad tropical del Golfo de México.
Se espera que las lluvias disminuyan en las próximas horas, pero las autoridades advierten que el riesgo persiste, especialmente por el nivel de saturación del suelo y el pronóstico de nuevas precipitaciones aisladas.
El sur de Texas, acostumbrado al calor seco y al sol ardiente, ha recibido un golpe inesperado del clima.
Y aunque el agua se retire, lo que deja tras de sí tardará en secarse.