En Texas los perros podrán acompañar al cine a sus dueños en la nueva
sala K9 Cinemas. Las instalaciones, cubiertas de un piso de concreto y
con tienda de golosinas para canes, están pensadas para disfrutar de
la proyección junto a las mascotas.

Cada adulto puede llevar al teatro un máximo de dos perros. Por un
precio de USD 12.50,  pueden ver la cinta y tomar vino o whisky,
mientras que la entrada de los canes tiene un costo de USD 5.

En la tienda de comestibles se venden premios, juguetes y platos con
croquetas para que los perros se entretengan durante la película.
Además, sus propietarios también pueden adquirir palomitas y
refrescos. Todos los snacks tienen un precio de USD 2.

Antes de acceder a la sala se exige a los clientes enviar por email
una copia de la cartilla veterinaria del can, pues es requisito que
sus vacunas estén al día. También pueden presentar los documentos en
taquilla.

Cuando comienza la sesión se pide a los dueños que se responsabilicen
de llevar a sus mascotas a hacer sus necesidades a un jardín al que se
accede a través de una puerta trasera. Les explican que deben
limpiarlos bien antes de regresar a sus asientos.

Estas normas no han menguado el éxito que ha tenido la sala desde su
apertura, tal y como demuestran los mensajes en redes sociales de sus
usuarios.

Aunque hay 60 butacas, solo se venden 25 tickets por sesión para
asegurar que los canes tienen suficiente espacio para moverse
cómodamente. Las entradas siempre se agotan.

En la actualidad no emiten en su pantalla cintas de estreno sino
clásicos reconocidos como Home Alone (Mi pobre Angelito) o Elf (El
Duende). Además, solo abren fines de semana seleccionados. Sin
embargo, esperan que el concepto de cine «dog friendly» se extienda.

Así lo explicó su fundador Eric Lankford, quien confía en que los
Cinemas K9, los únicos que permiten a sus clientes compartir con sus
perros una noche de cine, lleguen no solo a ciudades a lo largo y
ancho de Estados Unidos, sino a otras regiones del mundo.