Por Chef Raúl Sergio Llamas R.
Vancouver, Canadá.- El origen del fruitcake, un postre navideño tradicional, se remonta a tiempos romanos.
Según la Universidad de Georgia, su creación fue motivada por la necesidad de tener alimentos que tuvieran una gran duración y proporcionaran energía suficiente para los soldados romanos.
En aquel entonces, los romanos experimentaron con masas a las que añadieron piñones, granadas secas y pasas.
La masa se sumergía en cebada como conservador y se cocinaba para tomar forma de ladrillo, lo que la hacía fácil de transportar.
Con el tiempo, el fruitcake se convirtió en un alimento esencial para los soldados durante las cruzadas.
Los métodos de preservación se modificaron, y se comenzó a utilizar hidromiel y miel para remojar el pan y los frutos, lo que prolongaba su duración.
El fruitcake se convirtió en un postre tradicional en eventos importantes, como ceremonias religiosas y bodas.
De hecho, durante la boda del Príncipe William y Kate Middleton, el pastel principal fue un fruitcake tradicional, siguiendo la tradición de la Familia Real.
Australia, Canadá, Francia y Alemania tienen sus propias versiones.
En 1913, en Estados Unidos, se podía ordenar el pan por correo, hasta los más ricos, preparados por Collin Street Bakery, en Corsicana, Texas y The Claxton Bakery, en Claxton Georgia.
Si bien, para los mexicanos, la rosca de reyes es nuestro postre de temporada por excelencia, el fruitcake es una alternativa con la cual podemos cerrar la cena de Nochebuena. Y aunque existe un estigma que lo ha hecho la menos preferida, en México, debo cerrar esta nota diciendo que la receta de mi abuela «Ofelita Reyna» para este «infaltable» era un gran viaje de sabor.
Sin dejar a un lado la receta exclusiva de mi tía Patricia Cervantes.
Cuando se come un buen fruitcake, hasta cantas…
