Es muy conocido que nuestro cerebro es adicto a la grasa, y es que el gusto por una hamburguesa acompañada de una orden de papas con queso o unos taquitos al pastor, donas glaseadas y varios pedazos de pizza a quién no le encantan.
De tan solo pensarlo se me hace agua a la boca, pero tristemente esta clase de comida no solo afecta nuestra salud, sino que provoca que el apetito aumente y que el cerebro sufra cambios respecto a su tamaño, debido a los cambios químicos. ¡Increíble!
Anteriormente se había dado a conocer que la ingesta de comida está controlada por la leptina, hormona que se produce en el hipotálamo; pero al consumir alimentos chatarra, se activa la célula microglia, relacionada con el aumento de apetito.
Un equipo de científicos en Estados Unidos, realizó un experimento usando ratones, los cuales fueron expuestos a la microglia.
Esta investigación mostró que aquellos roedores a los que les activaron genéticamente esta célula, tuvieron un aumento visible en el hipotálamo, dando como resultado que empezaran a comer un 33% más que aquellos que no sufrieron esta activación.
Incluso, los animales aumentaron su peso corporal hasta cuatro veces.
Lo que comprueba que la comida alta en grasa inflama el cerebro y despierta la glotonería.
Después de esto pensarás dos veces si vale la pena comer esa caja de pastelillos.
