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Nuevo Laredo, Tamaulipas – La administración de Carmen Lilia Canturosas Villarreal ha generado un notable contraste entre el crecimiento económico de su familia y las dificultades que enfrenta la ciudadanía. Desde su primer mandato, los Canturosas han visto cómo su situación financiera se ha disparado, con propiedades destacadas como una mansión en Laredo, Texas, y una lujosa casa en la colonia Madero, donde reciben a sus visitantes.
Este auge económico se complementa con la reciente inauguración de la notaría del esposo de la presidenta, Óscar Mario Hinojosa, en una oficina adaptada que cuenta con vigilancia privada y estacionamiento exclusivo para clientes.
La propiedad ubicada en Ave Ocampo y Zaragoza, ocupó de dos predios, fue remodelada en su totalidad.Mientras la familia Canturosas mejora su calidad de vida, los habitantes de Nuevo Laredo lidian con la frustración de obras públicas mal ejecutadas y una evidente falta de atención a las necesidades básicas.
Los problemas de infraestructura, como baches, escasez de agua y mantenimiento deficiente de espacios públicos, han hecho que la población se sienta abandonada por sus autoridades. Esta situación ha llevado a un creciente descontento entre los ciudadanos, quienes observan cómo sus líderes parecen prosperar en un entorno de crisis.
El evidente desbalance entre el enriquecimiento personal de los Canturosas y el deterioro de la calidad de vida en Nuevo Laredo plantea serias preguntas sobre la ética en la gestión pública. A medida que la administración avanza, los ciudadanos demandan una respuesta clara y acciones concretas que prioricen el bienestar colectivo por encima de los intereses familiares.
El futuro político de los Canturosas podría depender de su capacidad para abordar las crecientes necesidades de la comunidad que representan.
