Madrid.- Del Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección hay siete días en los que se celebra una Semana Santa que recorre todas las calles y las iglesias de España, siete días en los que la procesión también va por dentro, de los bares y de los paladares que disfrutan de los platos típicos de esta festividad.
PUn gusto que, ya semanas antes de los días santos, reconoce el sabor de los platos principales y de los postres que están en camino.
Para los católicos, ese camino comienza cuarenta días antes de la Semana Santa, en el tiempo de Cuaresma. En el Miércoles de Ceniza y todos los viernes del período penitencial los católicos dejan de consumir carne, ya sea roja o blanca.
Ahora, en los días santos, las torrijas (caballero pobre), los buñuelos y el bacalao se preparan para conquistar, un año más, los estómagos de los “capillitas”, como son conocidos aquéllos que viven con fervor las actividades de la época y los que, aun no haciéndolo, saborean su éxtasis culinario.
Si un postre destaca en España durante toda la semana son las torrijas, una receta que varía dependiendo de la zona en la que se elabore; por ejemplo, en algunas partes de Andalucía se adereza con anís y en otras, con miel o vino Pedro Ximénez.
Acompañar las procesiones de Semana Santa con buñuelos o pestiños es también una costumbre muy extendida, a la que, en algunas casas, se añade anís para beber. En regiones como Castilla-La Mancha son famosos el canutazo, las flores fritas y las rosquillas, esta última de origen árabe, y en Cataluña, la mona de Pascua.
En cuanto al salado, el bacalao es el plato estrella, aunque le siguen muy de cerca otros como el potaje de vigilia, las espinacas con garbanzos y la sopa de ajo. Todos estos platos se pueden encontrar en las cartas o escritos con gis en las pizarras de los bares más típicos, pero también en los restaurantes modernos que adaptan su oferta a unos días en los que se esperan muchos desplazamientos.
El plato de espinacas con garbanzos se puede encontrar en Semana Santa y todo el año también en el sevillano bar El Rinconcillo, que, haciendo honor a su nombre, está en una esquina junto a la iglesia de Santa Catalina de esa ciudad.
En Castilla y León, provincia de Zamora, se celebra la Semana Santa con actividades que tienen proyección internacional. Ahí funciona el Museo de la Semana Santa para aprender sobre ella durante todo el año. A su vez, los bares esperan a los visitantes para acompañar la visita cultural con una parada gastronómica.
Cerca del museo se pueden probar los garbanzos de Fuentesaúco, con indicación geográfica protegida de la provincia de Zamora.
Como en Zamora, Sevilla y Burgos, las cocinas de los bares, los restaurantes y las de los particulares en España se preparan para poner a punto los platos dulces y salados que hacen de la Semana Santa un período que también se celebra en los paladares.