El llamado síndrome de burn out o desgaste profesional fue incluido por primera vez en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados (ICD-11) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El burn out se caracteriza por tres dimensiones: 1) sentimientos de agotamiento o agotamiento de la energía; 2) mayor distancia mental del trabajo, o sentimientos de negatividad o cinismo relacionados con el trabajo; y 3) menor eficacia profesional”, indica la OMS en el documento ICD-11.
El desgaste profesional también está relacionado con diversos transtornos como el de adaptación, los relacionados con el estrés, el miedo o con la ansiedad, de acuerdo con el documento.
“El trastorno de adaptación es una reacción de mala adaptación a un factor de estrés psicosocial identificable o múltiples factores de estrés (por ejemplo, divorcio, enfermedad o discapacidad, problemas socioeconómicos, conflictos en el hogar o el trabajo) que generalmente surgen tras un mes del factor estresante”, detalla el organismo en su página de internet oficial.
La organización advierte que el trabajador sufre pensamientos recurrentes y angustiantes relacionados con el problema y no tiene la capacidad para adaptarse a este por lo que su vida personal y familiar, social, educativa, ocupacional y en otras áreas importantes se ven afectadas.
“Los síntomas no son lo suficientemente específicos o severos para justificar el diagnóstico de otro trastorno mental y de comportamiento y generalmente se resuelven dentro de 6 meses” con ayuda profesional, detalla la OMS.
Mientras que la ansiedad y los trastornos relacionados con el miedo se caracterizan por estos sentimientos excesivos y trastornos de conducta, así como síntomas que son lo suficientemente graves como para provocar una angustia significativa o un deterioro significativo en las áreas de funcionamiento personales, familiares, sociales, educativas, ocupacionales u otras importantes.
“El miedo y la ansiedad son fenómenos estrechamente relacionados; el miedo representa una reacción a la amenaza inminente percibida en el presente, mientras que la ansiedad está más orientada hacia el futuro, refiriéndose a la amenaza anticipada percibida”, detalló el organismo.
La nueva clasificación, llamada CIE-11, aprobada la semana pasada, entrará en vigencia el 1 de enero de 2022.
