Entre tantas modas en nuestra alimentación nos llama la atención, en especial, estas hojas… y es que su nombre no nos dice nada.

Esta hoja rizada no es más que un tipo de col originaria del norte de Alemania, y también es conocida como berza.

Su popularidad incrementó cuando los estudios acerca de sus beneficios se comenzaron a “amontonar” en publicaciones, tanto científicas como de nutrición y claro, de cocina.

Actualmente se le considera un superalimento gracias a su alto contenido de vitamina C y K, además de betacarotenos, calcio y otras sustancias que, entre otros beneficios, ayudan a combatir células cancerígenas.

Otra maravilla nutricional es que solo contiene 33 calorías por cada 100 gramos que comamos, lo que la hace perfecta para incorporarse a las dietas de reducción de peso.

La forma más común en qué se consume es cruda, la puedes incorporar a los jugos verdes para comenzar el día o agregar a las ensaladas como una verdura más; para este último uso, solo retira el tallo grueso, agrega un poco de sal y masajea sus hojas para suavizarlas. Otros elementos que ayudan a disminuir su dureza es el jugo de limón y los vinagres.

Para consumirlas cocidas, las hojas de kale se pueden agregar a las sopas de verduras y cremas, a guisados salteados con carne o pollo, picada dentro del puré de papa o incluso, las puede comer como botana y hacer “papitas” saludables, horneadas y sazonar como más te guste.

Los expertos recomiendan comer hasta 3 tazas de esta verdura por semana, lo cual resulta relativamente fácil dado su versatilidad en la cocina.

¿La comprarías?