Comer galletas con leche es un placer que disfrutamos igual chicos y
grandes pero, alguna vez te has preguntado por qué nos gusta
sumergirlas en el vaso? Algunos se declaran fans de esto, mientras que
otros lo consideran de mala educación, sin embargo nunca habíamos
podido explicar por qué personas en todo el mundo lo hacemos, hasta
ahora.

Y es que, por sorprendente que parezca, existe una razón científica para esto.

Cuando remojas una galleta en leche cambia su textura, su sabor…¡y
su composición química! Esto sucede gracias a unos aditivos químicos
llamados emulsionantes, que se encuentran de manera natural en muchos
alimentos.

¿Cómo funcionan? Existen líquidos que no pueden mezclarse de manera
natural, el caso más sonado es el del agua con el aceite. Sin embargo,
diferentes procesos pueden hacer que ambas sustancias emulsionen, esto
es, que se dispersen el uno dentro del otro. Las sustancias de las que
hablamos se conocen como emulsionantes. Estas moléculas tienen en cada
extremo una molécula con el gusto de las sustancias en cuestión (en
este caso, una de aceite y una de agua).

¿Entonces qué es lo que pasa con las galletas?

La emulsión que nos interesa, la de las galletas con leche, los
emulsionantes permiten que la grasa contenida en las galletas se
mezcle con la leche, y el resultado es que en las galletas queda el
gusto de leche, pero esta también adquiere un rico sabor a galleta.
Este efecto es sentido de inmediato por tu lengua, produciendo una
sensación de placer.