La diferencia es abismal y preocupante porque mientras los poco más de
300 mil habitantes de Laredo tienen un Departamento de Bomberos que
los hace sentir seguros, los más de 400 mil de Nuevo Laredo están a la
mano de Dios, protegidos por unos hombres muy valientes, pero carentes
de equipo, de buenos salarios y del entrenamiento adecuado para servir
y proteger.

En la ciudad hay apenas una estación central y cuatro subestaciones
para cubrir un vasto territorio donde además, hay escasez de agua en
algunos sectores y pocos o ningunos hidrantes que son fundamentales
para combatir incendios.

Debido a esto, el tiempo de respuesta a una emergencia deja mucho que
desear y pese a su buena voluntad, los bomberos de Nuevo Laredo
frecuentemente sólo llegan a apagar cenizas, algo que los llena de
frustración porque la gran mayoría tiene una vocación de servicio, de
hacer bien su trabajo.

En Laredo, Texas en cambio, con menos habitantes, hay 15 subestaciones
de bomberos que permiten responder a las emergencias en un tiempo de
tres minutos logrando en la mayoría de los casos salvar propiedades y
personas porque cuando se trata de emergencias el tiempo es precioso.

En cuanto al número de elementos, la diferencia es también enorme lo
que deja en evidencia que en Nuevo Laredo la seguridad de las familias
en cuanto a incendios y accidentes poco o nada importa a las
autoridades porque en el lado mexicano hay menos de 80 mientras en el
lado americano son 407 y ya se preparan a otros 39 en la academia.

Pero la diferencia también se nota en el equipo: Nuevo Laredo cuenta
con seis apagadoras, pero en realidad sólo funcionan tres y Laredo
tiene 15, todas muy modernas y totalmente operativas.